domingo, 9 de septiembre de 2007

-FORAU DE AIGUALLUT

La ruta que propongo se encuentra en el valle de Benasque, la realizamos al igual que las 2 anteriores a finales de Agosto; un servidor, mi mujer; santy, mis cuñados; Jose Miguel y Pilar, el primo Pedro y Peli. Una ruta preciosa, que nos permite contemplar ibones de nieve perpetua, unos paisajes de postal y si hace buen día el glaciar del Aneto y la Maladeta.
Es una ruta corta, pues sólo dura 1h 30´, apta para todos los públicos en verano. No obstante, deberemos ir preparados con calzado adecuado y tener precaución en algunas zonas ya que la humedad es muy grande.
Se inicia en una zona conocida como el Plan del Hospital de Benasque, donde hay un antiguo hospital recuperado como hotel, y que cuenta con pistas de esquí de fondo, hasta aquí se llega por la carretera de Benasque hacia el norte dejando a un lado los desvíos hacia Cerler y los Baños de Benasque.
Una vez en el Plan dejamos el coche en el aparcamiento pues hay una barrera que no nos permite continuar. Desde aquí tenemos la opción de iniciar la ruta a pie, en ese caso la ruta sería de unas 3h, o hacer lo que yo os propongo; tomar el autobús desde el mismo aparcamiento y llegar a la zona de La Besurta. El servicio de autobús es un poco años 60, yo en algunos momentos me acojoné, sobre todo a la vuelta. El conductor bajó con el autobús cargado hasta los ceniceros, derrapando y con unos barrancos de aupa.
Desde La Besurta, donde hay un bar, iniciamos el recorrido de ascenso por un sendero bien señalizado. Sólo hay una bifurcación a la derecha hacia el refugio de la Renclusa. No obstante, nosotros continuaremos recto hasta llegar a el Forau de Aiguallut, un sumidero kárstico donde se pierden las aguas procedentes del glaciar del Aneto. Un poco más arriba se encuentra la cascada, que es preciosa, y el plan, una pradera verde cargada de encanto que invita a un merecido descanso. Nosotros nos tomamos un buen bocata contemplando el espectacular paisaje, que en los días abiertos permite divisar el espectacular glaciar del Aneto. Sin embargo, lo contemplamos sólo en el ascenso, pues cuando el bocadillo de lomo con tomate estaba a medio, el tiempo se cerró y empezó a llover. Cosas del directo, iniciamos el descenso y hasta el autobús, una aventura quedaba todavía.





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