Es una ruta larga, difícil en algunas zonas, pero merece la pena. La culminamos en 6H tras realizar diferentes paradas; almuerzo, fotos, y algún que otro despiste. Si la lleváis a cabo, recordad que hay que llevar bastante agua, pues hay a "quien" se le olvida y el resto lo paga, con mucha sed, claro.
Iniciamos el recorrido en la entrada al paraje de Cañaverosa por la senda de La Huertecica. A esta senda, donde se encuentra el único bosque galería de la región, se accede desde el Centro de Calasparra por la carrtera de Socovos en dirección al Santuario de la Esperanza hasta que veamos un desvío hacia el camping Los Viveros. Pasamos el área recreativa del camping y al divisar a la izquierda un cartel indicador del paraje de Cañaverosa, donde existe una esplanada junto al río, dejamos el coche.
Ascendemos a la carretera y volvemos andando por donde hemos venido, hasta que en plena curva cogemos un camino de tierra a la derecha que cruza un pequeño río, es el Moratalla, lo salvamos sin problemas sobre unas piedras y continuamos hasta la puerta de entrada de la senda La Huertecica. La senda nos introduce en el "bosque galería", chulo de verdad, es un paisaje insólito en la región de Murcia, que merece la pena visitar. Todos quedamos prendados de su belleza.
La senda que tiene unos 2 km nos lleva junto al río hasta una elevación del terreno desde donde se contempla todo el bosque galería perfectamente. Descendemos este mirador y llegamos hasta unos bonitos pinos donde se observan labores de reforestación. Continuamos junto al río, remontamos la loma pedregosa de la izquierda y continuamos hasta cruzar una rambla seca, La Rambla de Cañaverosa. Cruzamos la rambla y seguimos el río hasta que el terreno nos lo impida, entonces ascendemos el remonte rocoso de la izquierda hasta llegar a una casa en ruinas. Desde las ruinas, hacia el norte, se divisa la Casa de la Barca hacia donde descenderemos. Unos pocos metros mas adelante siguiendo el río vemos un puente de madera a la izquierda que cruzamos. "Cuidado", el puente está en malas condiciones, yo, al responsable de su mantenimiento le haría cruzar unas cuantas veces todos los días, a ver si así lo solucionaba.
Tras cruzar el río Segura continuamos por el camino principal sin desviarnos, pasamos por la puerta de acceso a la finca, y poco después llegamos a un cruce de caminos, giramos a la derecha y remontamos por ese camino sin desviarnos hasta el Cerro de Rotas. En pleno ascenso, "Cuidado", hay un camino a la derecha que indica un GR, hay que pasar de él.
A lo largo del ascenso contemplamos y disfrutamos de la recuperación forestal de la zona tras el incendio de 1994. Al llegar a la cumbre(493m), dode las vistas son espectaculares, nos tomamos un pequeñeno descanso. Nos encontramos casi a la mitad del recorrido, aquí comienza la parte más difícil de la ruta. Desde la garita de vigilancia forestal descendemos hasta la primera curva. Mirando hacia el E vemos una cantera, comenzamos un descenso complicado, campo a través, hacia la balsa que se divisa a la derecha. El descenso tiene miga, mi amigo Marcos a medida que bajaba no paraba decir "Hoy he perdido un amigo".
Tras descender hasta la vaguada, llena de residuos blancos de la cantera, ascendemos de nuevo hasta una gran roca que mira al río. Desde la roca se ve, abajo, junto a una torre eléctrica, un camino de tierra, hasta el que tenemos que descender, no por la vaguada, que da a un cortado, sino ascendiendo por una pequeña elevación donde hay un tendido eléctrico, para luego descender suavemente hasta el camino de tierra. En este lugar, magnifico para un descanso, a la sombra de unos pinos, nos jalamos unos bocatas. Alguien dijo que había sido el atún más rico de su vida.
Tras un pequeño homenaje continuamos por el camino de tierra en dirección contraria al río hasta que la carretera se hace de asfalto y llegamos a un Stop. Aquí giramos a la derecha en dirección a la estación de bombeo, segunda trampa de la guía de excursiones, no hay camino alguno, inspeccionamos el terreno y bordeamos la estación de bombeo por la izquierda hasta llegar al río. Seguimos el río hacia la izquierda bordeándolo a través de una senda maravillosa que discurre junto a huertos y arrozales.
El paisaje era fantástico, pero no nos quedaba una gota de agua. Mi cuñado, José Miguel, comentó que era una tortura ver tanta agua y no poder beberla. Llegamos a la escuela de piraguismo, cruzamos el puente de hierro, giramos a la derecha en dirección al Santuario y al poco divisamos un hotel rural que enjuagó nuestras penas hídricas con 4 botellas de agua. Desde ahí en ná en el Santuario de la Esperanza donde hay un Restaurante, en el que lo mejor fué el pulpo al horno y la cerveza fresca.
Tras 6 horas de ruta llegamos al Santuario, nos tomamos un refrigerio y continuamos por la parte de atrás del Restaurante hasta el coche que estaba a 5´.
El paisaje era fantástico, pero no nos quedaba una gota de agua. Mi cuñado, José Miguel, comentó que era una tortura ver tanta agua y no poder beberla. Llegamos a la escuela de piraguismo, cruzamos el puente de hierro, giramos a la derecha en dirección al Santuario y al poco divisamos un hotel rural que enjuagó nuestras penas hídricas con 4 botellas de agua. Desde ahí en ná en el Santuario de la Esperanza donde hay un Restaurante, en el que lo mejor fué el pulpo al horno y la cerveza fresca.
Tras 6 horas de ruta llegamos al Santuario, nos tomamos un refrigerio y continuamos por la parte de atrás del Restaurante hasta el coche que estaba a 5´.
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